miércoles, 26 de abril de 2017

Venezuela, hoy (parte II).


Tal como era previsible hace pocos días, la situación venezolana se ha hecho más grave aun. La arremetida contra la gente ha sido brutal: de nuevo la sangre del pueblo ha sido derramada por manos criminales, obviamente dirigidas desde lo alto del poder. Las órdenes de reprimir a cualquier costo la protesta popular, son clara y públicamente impartidas. Lo más nos sorprende es que luego aparezcan esas mismas personas haciendo llamados por la paz, mientras achacan la violencia, que ellos mismos desatan, a un pueblo que más pacífico no ha podido ser, y que sólo parece reaccionar en defensa propia, ante las continuas agresiones que sufre.

No se vislumbra ninguna solución, mientras se habla de algunas negociaciones, de quien sabe qué, o entre quienes... estas conversaciones se realizan absolutamente de espaldas al clamor de un país, que ya no aguanta más, que está a punto de estallar, ante la parsimonia, la ceguera, o la conveniencia de la dirigencia política. Casi podríamos asegurar, que lo más grave no es el daño que nos han hecho hasta ahora, con su "sospechosa" conducción, sino que no cesan en su empeño. Aquí nos estamos refiriendo a la cúpula que toma las decisiones en la MUD, quienes actualmente se encuentran, cual verdaderos alquimistas políticos, dedicados a la tarea de transmutar la desesperada protesta vital de los ciudadanos, en una solicitud de elecciones, las cuales aun ganándolas, terminan convertidas en catastróficas burlas, como ya está demostrado hasta el hartazgo: Alcaldes y diputados presos. Gobernadores que más bien parecen ser unos jarrones chinos. La Asamblea Nacional produciendo leyes, de las cuales el gobierno se burla con total tranquilidad. ¿Qué más hará falta para que entiendan el daño que han hecho, y siguen haciendo?

Venezuela se encuentra en un atolladero, o más bien cayendo en un pozo sin fondo. El pueblo solo, jamás podrá salir de esto, ya ha quedado bien claro que el gobierno cuenta con los suficientes refuerzos armados (militares y paramilitares), para cubrir el país entero. Mientras los jóvenes, quienes luchan por su futuro, tan solo pueden observar con rabia y frustración, el que cada vez se derrame más sangre. No les ha quedado más remedio que ejercer algo así como una desesperada resistencia. Pero este tipo de régimen no va a detenerse ante nada. En el todo el mundo ya se ha contemplado lo que puede resultar de un gobierno totalitario cuando no quiere abandonar el poder, hoy en día está ocurriendo en Siria, por ejemplo. ¿Como podrá el pueblo sirio resolver ese problema por sí solo, sin ayuda externa?

Ante tal impotencia, muchos terminan huyendo, no se le puede pedir más a la gente. ¿Quien puede criticar a los ciudadanos que huyen como desplazados de las zonas en conflicto? Venezuela entera es un territorio en estado de guerra; como ya dijimos antes, se está padeciendo de muchos males, se ha generado una real Crisis Humanitaria, no es exagerado decirlo. No huir de Venezuela, para contemplar como una partida de delincuentes los mantiene en calidad de secuestrados, mientras todos son como pasajeros de un tren que marcha sin frenos hacia un precipicio, y al mismo tiempo que las fuerzas opositoras intentan mantener "sus espacios", como ellos mismos lo denominan, haciéndose la vista gorda ante el sufrimiento generalizado, es más que un acto de valor, es casi una temeridad.
Venezuela necesita ayuda, mucha solidaridad internacional, sin eso ni siquiera soñemos con un desenlace felíz. Ayuda política, ayuda económica, ayuda militar. Todos los países alguna vez la han necesitado, pero nos han inculcado durante mucho tiempo que eso lo tenemos que resolver nosotros solos. Ha sido como un lavado de cerebro... ¿Quien puede creer que en el presente un pueblo solo, básicamente desarmado, va a quitarse de encima a unos opresores armados hasta los dientes, con mucho dinero para comprar mercenarios forajidos procedentes de varios países aliados? Hasta Simón Bolívar, hoy tan desprestigiado por el uso indebido que le dieron a su nombre, nunca vaciló en buscar ayuda externa, cada vez que lo consideró necesario. Ni es motivo de verguenza, ni nadie tiene que quitarnos nada por ayudarnos. El mundo no funciona así desde hace mucho tiempo, pensar de ese modo es una verdadera tontería.

La crisis venezolana es profunda, sistémica. Ya se incurrió en un terrible error al no diagnosticarla correctamente, y además de no aplicar los correctivos, cuando aun era posible, a nivel interno. Se jugó una partida con las cartas marcadas de unos tramposos: pero eso de jugar a la democracia con quienes tan solo la utilizaban para destruirla, constituyó una verdadera sandez.

Nuestro país actualmente es el escenario, casi el campo de batalla, de varias naciones, algunas de las cuales ya nos han estado invadiendo durante los últimos años: hay que comprender que eso es algo que es casi imposible de resolver mediante unas elecciones. Si entendemos esto, al menos no continuaríamos haciendo lo mismo, año tras año, mientras esperamos resultados distintos a los que nos ofrece la amarga realidad. Necesitamos utilizar la inteligencia y la imaginación, sin duda alguna, dejando atrás los embelesantes cantos de sirena, ¡pero hay que hacerlo ya!

No pretendemos pecar de exagerados, pero consideramos que de lo que termine ocurriendo en Venezuela, depende en muy alta medida, la estabilidad y hasta la paz de la región. La pérdida de este país, para la democracia y la libertad, podría traer consecuencias nefastas, a juicio nuestro. Si al descuido y a las traiciones que debieron ocurrir para que unos terroristas lograsen instaurarse como gobierno, le sigue la negligencia internacional ante esta urgente situación, en nuestro criterio no estará lejano el día en el que este daño se extienda, y cree un verdadero caos internacional...

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