jueves, 28 de enero de 2016

El Jinete sin Cabeza, de Washington Irving

Presentación de la Declaración de la Independencia. Por John Trumbull. 1819
Capitolio de los Estados Unidos de América


Al revisar la Historia de los Estados Unidos de Norteamérica, nos encontramos con grandes acontecimientos, hechos heroicos, con brillantes personajes. Esa nación pareciera siempre orientarse hacia las grandes metas y objetivos. Se trata de un país que desde sus primeros días, ha tenido que vivir en medio de continuas guerras, los conflictos bélicos han marcado su historia. Han luchado gallardamente en defensa de la Libertad, aunque, otras veces, han cometido graves errores, no pretendemos aquí emitir juicios sobre eso. No ha sido fácil, en modo alguno, su evolución, que aun así, les ha llevado a niveles de progreso y bienestar que siguen siendo una referencia, a nivel mundial.




Entrada triunfal de Washington, Nov. 25th, 1783. Por Christian Inger ca.1860
Cromolitografía. Biblioteca del Congreso, USA.{{PD-US}}


Durante la Guerra de Independencia, el éxito terminó favoreciendo a la constancia y al esfuerzo del ejército patriota, el cual nunca desmayó ante tantos resultados desfavorables: más de una vez, se hallaron ante la inminencia de una derrota definitiva. Tal vez, ese es el mayor de los méritos de aquellos que tomaron la bandera del descontento de Las Trece Colonias del Norte, las cuales serían el germen de esa gran nación.


El Espíritu del ´76. Versión sobre el original de
A.M. Willard. Abbot Hall. Marblehead, Mass.
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Muchas fueron las historias y leyendas que se originaron por aquellos tiempos. Gran cantidad de niños, crecerían oyendo maravillosos relatos. Nada como escuchar esos cuentos, en las noches, alrededor de una cálida fogata, en la voz de viejos soldados, que contaban tantas cosas casi increíbles, sobre aquellos días gloriosos, pero a la vez muy difíciles. ¡Cuantas privaciones sufrieron! el frío, el hambre ¿Cómo pudieron conseguir el valor a partir del miedo? Grandes batallas y retiradas angustiosas. Como ocurre casi siempre, esas historias comenzaron a ser adornadas con exageraciones y ¿por qué no? con ciertos toques de fantasía.

De esa niñez y juventud, que se extasió con todos esos relatos, surgieron personas que poseían la avidez y la curiosidad de no solo escucharlos, sino también, de recopilarlos y llegar a escribir sobre ellos. Tenían la convicción, de que los testimonios de tantos testigos presenciales, debían ser preservados para la posteridad, utilizando los recursos disponibles en esa época: oír y escribir.

Ese fue el origen de una generación de muy buenos escritores, que supieron plasmar no solo las historias, sino también las costumbres, y mucho del espíritu de los habitantes de esas regiones, en los días aún  tempranos de su historia. 


Washington Irving. Copia por: Mathew Brady, 1861
Original por John Plumbe. Biblioteca del Congreso USA
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Uno de ellos, fue, con toda certeza, Washington Irving, quien nació en Nueva York, en 1783. Ya en su nombre, llevaba impresa la huella de esos tiempos de ardor patriótico. Desde niño, mostró mucha curiosidad por las costumbres y por los hechos de su entorno. Pero también se interesaba por los relatos fantasiosos y leyendas, entre los que destacaban los de espantos y duendes. La mezcla de miedo y atracción, que a casi todos nos produce un buen cuento de fantasmas, o los lugares tenebrosos, llevaba a menudo al joven Irving a buscar emociones de ese tipo.


Tarrytown, hacia 1828. De: Itineraire pittoresque du Fleve Hudson
Por: J. Milbert {{PD-US}}

Entre los escritos que le dieron un merecido éxito y fama durante su vida, se encuentra un cuento: La Leyenda de Sleepy Hollow, el cual forma parte de El Libro de Apuntes, que publicó con el seudónimo de Geoffrey Crayon, en 1820. En él, hace un delicioso retrato del modo de vida de los habitantes de algunos lugares cercanos a lo que hoy es Nueva York, en una época en los que muchas de esas personas, eran descendientes de holandeses. Pero une esta idílica descripción, con la historia de un espantoso espectro, un visitante infernal: un jinete sin cabeza. 


El jinete, según se contaba, estaba condenado a buscar su cabeza, por toda la eternidad, por lo que se dedicaba con mucho afán, a decapitar a los desafortunados que se atravesaban en su camino. Hasta el mismo protagonista del cuento, el maestro Ichabod Crane, pareciera que pudo convertirse en otra de sus víctimas.


Ichabod. Por Arthur Rackham, 1928

El cuento es ampliamente conocido: aparte del libro de Irving, también ha sido llevado al cine y a la televisión. La historia original resulta impactante, por lo aterradora, pero la maestría del escritor a la vez logra que no carezca de un elegante humor. El personaje de Ichabod, siempre nos sabrá sacar una sonrisa. Sin embargo, algo interesante subyace en el cuento: el origen de este tipo de leyendas con raíces históricas. 


El Jinete sin Cabeza persigue a Ichabod. Óleo por John Quidor, 1858
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Según el relato, se trataba de un soldado hessiano, que resultó decapitado en una de tantas batallas, durante la guerra independentista. Los hessianos, eran unos mercenarios llegados de lo que hoy es Alemania, que fueron contratados por la corona inglesa. Como la mayoría de la gente de esas tierras, se trataba de hombres fuertes y valientes, pero muchos eran campesinos y perseguidos, a quienes no les quedó otra opción sino la de ir a luchar en la lejana Norteamérica. Cabría preguntarse si esto influiría en el comportamiento militar de estos hombres. Al final de la guerra, a los que así lo desearon, se les permitió quedarse a vivir en ese país, contra el cual habían combatido. Esta parece ser una señal de que muchos de ellos no llegaron a ser considerados como criminales, según los códigos de esos tiempos. 
  
Aun así, es posible que haya existido un sanguinario soldado hessiano, que al morir atrozmente, en medio de una batalla, dio origen a la leyenda. Situaciones similares, han ocurrido otras veces, en otros lugares, en todo el mundo. Algunos años más tarde, el escritor, con su fecunda imaginación, daría forma a la historia, transformándola en un apasionante cuento. Tal vez hasta haya hecho del terrible espectro, un mercenario teutón, como para proporcionarle un toque adicional de interés. Por otra parte, es de hacer notar que las leyendas de jinetes sin cabeza, tienen su origen al otro lado del Atlántico. 


Duendes y brujas. Por Arthur Rackham

También existe la posibilidad de que Irving, durante su niñez y su juventud haya tenido una gran obsesión por los relatos de fantasmas, y que luego, convertido en todo un escritor, haya terminado por inventar esa historia. De lo que no hay duda, es que por los personajes, el ambiente y la trama, que incluso deja abierta la posibilidad de imaginar el final al gusto de cada uno, hacen de este cuento, una lectura muy agradable.


Ichabod Crane y Katrina van Tassel.
Por Arthur Rackham, 1928


En cuanto al personaje principal del cuento, hay que decir que Washington Irving conoció, hacia 1814, a un militar cuyo nombre era... Ichabod Crane. Es posible imaginar, que su nombre y su apariencia física, pudieron haber impactado al escritor, de un modo tal, que decidió que era justo el personaje que buscaba para su relato. Pero esto, es tan solo una especulación.   

Los cuentos de fantasmas, mezclados con las leyendas históricas siempre serán del gusto de las mayorías. Poseen un halo de realidad, que los hace muy atractivos. Generalmente, son historias que parecen resistir el paso del tiempo y siempre mantienen su vigencia. Quizá se encuentran almacenadas en algún rincón de nuestras mentes, formando parte de lo que se conoce como "el inconsciente colectivo".


Ichabod Crane y el Jinete sin cabeza.
Por William J. Wilgus, 1835

Nuestros viajes virtuales en el tiempo harán escala en Los Estados Unidos de Norteamérica, en el Siglo XVIII. La sucesión de los hechos ocurridos allí, terminó siendo de una enorme trascendencia, a nivel mundial. No resultaría exagerado decir, que con ellos, se estaba gestando el inicio de una nueva era de la humanidad. 

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